El club de las brujas

El club de las brujas

viernes, 15 de octubre de 2010

NUEVE: MISTERIOSA ENERGÍA OSCURA


De Angelis escuchó un portazo que le sonó a rayos y retumbó en su cabezota como si fuera un trombón. ¿Dónde estaba? ¿Qué hora era? De pronto lo entendió todo, ¡había caído en las garras de la invencible Juanorra! Se incorporó a duras penas y comprobó que tenía el pitirrín empequeñecido y que parecía un escupitajo. ¡A saber qué tretas utilizó la muy loba esta vez! ¡Ya sabía que esta visita no le traería nada bueno, con la de trabajo que tenía! ¿Trabajo? ¿Había dicho trabajo? Una punzada de hielo le atravesó el corazón que no tenía. ¡Por Satán! ¿Qué día era? Buscó entre las botellas de güisqui, los potes de mermelada, la miel llena de avispas ¡tupido velo, a saber qué habían estado haciendo! hasta que encontró su billetera y su reloj interplanetario. ¡No! ¡Era imposible que hubieran pasado siete días y siete noches desde que llegó allí! ¡Siete días a pierna suelta, Satán no se lo perdonaría nunca! No sólo había perdido a los japos del trapicheo, sino algo mucho peor, ¿y la Cumbre que habían estado preparando? ¡Era su ruina!

Se fue trotando y farfullando, con los pantalones a medio subir y rezumando a sudor, a alcohol, a jugo vaginal... Pegó cuatro gritos por las escaleras y para cuando salió al exterior se encontró un panorama desolador. Pestilencias, cuerpos desnudos e inconscientes, ratones y cucarachas haciendo el agosto... Prefirió no seguir con el espectáculo, él mismo conduciría la camioneta hasta el cuartel y enviaría a otro de sus batallones a recoger aquel desaguisado. ¡Tenía que echarles a todos a patadas del regimiento, no eran dignos de ser un batallón de primer nivel!

Todavía pudo verle pasar Rosalinda desde el banquito en que se había aposentado a leer el libro de los hechizos. Es más, por poco le atropella sus lindas piernas (bien cubiertas, eso sí) con el pedazo de tanque que conducía a trancas y barrancas. Y, aunque se apartó tímidamente, no logró evitar que el charco en el que patinó la rueda la llenara de barro y pestufo.

-¡Ah, maldito bribón, hasta el último momento jodiendo la marrana!- Rosarillo se quedó paralizada al escuchar su propia voz emitiendo semejante palabrerío a grito pelado. Tanto fue el vociferio, que De Angelis hizo chirriar los neumáticos del frenazo que pegó, con el consiguiente remojo de la víctima por segunda vez, sólo que ahora callada y enmudecida.

De Angelis la miró fíjamente con ojos desorbitados e inyectados en sangre:

-¿Qué has dicho, vieja leprosa?

-¡Oh, nada … yo … que maldito bombón, y qué vaya pedazo de banana!

-¡Ah, si no fueras una infectada apestosa lo que haría esta “banana” por ti! ¿Pero oye, no eres tú la que … acaso no te dije que apartaras tu carne leprosa de mi vista? ¡Sí, sí, sal corriendo pero ay de ti si mis ojos vuelven a cruzarse con los tuyos! ¡Haré que te arrastren del pelo y la poca carne que te queda se perderá por los caminos, óyeme bien!

La presunta leprosa se dijo ‘piernas para qué os quiero’ y salió disparada por una pequeña bocacalle en donde no la pudiera perseguir la tanqueta del general. ¡Pero qué desastre, qué desfachatez, qué cúmulo de malas chances! Y lo peor de todo era que le habían vuelto a estropear el disfraz, ¿qué iba a hacer ahora?

De Angelis salió farfullando como el que más y se apresuró en poner la tercera y luego la cuarta y luego la quinta, de modo que el bólido aquél volara por los caminos polvorientos hasta el palacio de Satán. Claro que con esta pinta, mejor pasaba antes por el cuartel a darse un buen duchón. Olía a perro desnudo y encabronado, lo que era ¡vaya!

Una vez se hubo repeinado los cuatro pelos que le quedaban y que, a buen seguro, Satán le arrancaría de una paliza, se encaminó a verle sin más tardanza. Los malos tragos había que pasarlos cuanto antes, ése era su lema, que bien alto le había puesto siempre los galones. Claro que esto era otra cosa, si es que no podía deshacerse en favores para su mejor amigo Terminator sin acabar mal, en especial con Juanorra de por medio. Era una loca viciosa y no era de extrañar que Term no encontrara la paz ni en el reino de los mismísimos dioses teniendo a esa ninfómana en la cabeza. Por otra parte, ahora en frío tenía que empezar a considerar muy seriamente cómo le “vendería” a Satán una ausencia pacata como la suya en un día crucial para los ejes divinos y malignos. ¿Cómo se las habría arreglado sin él? Bien sabía De Angelis que Satán no tenía un pelo de tonto y que labia no le faltaba, pero una cosa era labia y otra currar. Y de esto segundo es que el Jefe ni palota. El se daba a las grandes relaciones, a idear esto o aquello, pero sin herramientas con las que ejecutar sus pensamientos, estaba perdido. Vamos, que necesitaba apuntador, como un vendedor necesita mercancía o un sastre el traje o, peor, un maître a un camarero que lleve y traiga los platos. Y especialmente delicadas eran las sesiones en donde acudía Dios como interlocutor máximo. ¡Si lo sabría él! Cuando los Jefes parloteaban entre ellos de sus cosas eran como dos fieras enfrente la una de la otra. Entre el energético Amor que desprendía uno, y la Ira maldita que irradiaba el otro, eran dos campos electromagnéticos en constante pugna y se les salían los ojos de las órbitas de sólo mirarse. Por eso hacían falta otros ponentes de menor nivel y con más sintonía para cortar la onda y abrir debate. C’est á dire, el bello Garcilaso y De Angelis el terrible. Y en esta ocasión, con más razón si cabe, puesto que los sabidillos querían desbancarles con teorías científicas y ecuaciones…

¿Cómo no se le había ocurrido antes? Tenía, antes que nada, que llamar a su bello amigo e informarse previamente de los pormenores. ¡Garci le debía eso y mucho más! Además, tenía muchas noticias para él y muy sabrosas… ‘¡Garci, viejo delfín, deja de sobar a pierna suelta y ponme al día, que estoy fuera de mí!’, le inquirió desde su moderna pantalla digital.

-¿Dónde te has metido requetechocho? No, si ya me lo imagino, todo lo que digas es poco para calmar mi sed de suculentas news. Pero tu Jefe quiere echarte, y ni la mejor de las fellatios que le propongas calmará su sed de mal. ¡Esta vez Juanita te la ha jugado pero bien! Y eso que Satán no sabe que estuviste con esa vieja bruja, porque no soporta que te vayas con mujeronas y se le pone el pito tieso de pensarlo, vamos que no ha rechistado ni un soldado raso de la guardia oficial. ¡Ah, pero los ha hecho capar a todos, te has quedado sin segundo ni tercer regimiento, y espera a ver lo que hace con los de primera línea cuando los encuentren! En cuanto a ti, no quiere ni mentarte, está incendiario, chico, ¡no sé cómo vas a salir de ésta! Si no fuera el mismísimo Satanás, el rey del mal, de los injustos, de la herejía y la destrucción, diría que lo tienes más enamorado que un pimpollo en primavera. Hasta tal punto se le ha visto descompuesto y desvariando en la Cumbre, que por tierras celestiales ya es la comidilla, y se comenta si los cambios climatológicos no habrán hecho mella en él y se estará convirtiendo al Bien.

-¡Tan grave no puede ser!

-Sólo un detalle. Cada vez que yo te mentaba en una de mis ponencias, en que largo y tendido hube de explicar nuestras razones para una confabulación inminente, todos pudimos observar cómo tu nombre le ponía de color amarillento enfermizo y, te diré más, se le hinchaban los pezones y los genitales igualmente.

De Angelis permanecía mudo de asombro, no podía articular ni gesticular nada. Estaba aterrado.

-Por lo demás, yo me llevé todos los honores. Mi Jefe está exultante de triunfo y virtud más que nunca, y me he ganado unas vacaciones sin hacer de musa de artistas currantes, ni aguantar a pelmas beodos ni angelicales hadas, ¡solos yo y el mundo por montera! Puesto que se avecina una buena entre tu reino y el mio, Dios, que es tan considerado y sabe lo duro que es pensar, me deja a mi libre albedrío para ir unos días a donde yo elija, al sitio más placentero y menos divino que se me ocurra, a …

-¡A París! ¡Irás a París!

-¿A París? ¿A la ciudad del Amor con mayúsculas, de los poetas y los pintores? ¡Ni hablar del peluquín! Había pensado en un sitio gris, neutro, que no inspire a nadie, donde ningún artista recalaría para crear nada, yo no sé, algún limbo debe de haber…

-¡Que no, diantre! Irás a París y te reunirás allí con tu chochita, ¡atontado!

-¿Qué me dices? ¿Pero qué me dices? ¿Pasear yo con mi Juanita por las calles de un París atestado de enamorados, flores, lujo y arte? ¡Ese sueño sí es mi sueño! ¡Lucir a una fea vieja patata como ésa en medio de tanta virtud! ¡Sería el colofón de una vida llena de soles, enseñarla al mundo de los amargados terrícolas, que vean cómo el Bello Garcilaso presume y se contonea al lado de una vieja cotorra con patas de cerdo y garras por manos! ¡Oh, no imagino más bello espectáculo y mejor desplante a las damiselas que otrora me piropeaban! ¡Pasen y vean, señoras de la alta costura, quién es la que se lleva este pastel envenenado! ¿De qué os valdrán ahora los vestidos caros, los gimnasios y la silicona? ¡Nunca podréis igualar a este corazón helado, que me mira con ojos saltones y me rasga la piel a tiras con un solo dedo! ¡Ah, efímera y aburrida belleza la vuestra mes chéries!

-¡Eh, que se te va la olla! Juanorra no paseará contigo a la luz del día por Feabourg Saint Honoré o por Champs Elysées ni aunque la pagaras con una visa oro. ¡Si la conoceré a esa vieja! ¡Vomitó en mi camisa de comandante de sólo mentarle la idea! Dijo que quiere algo rematadamente sórdido en Paris la nuit, confundirse entre las putas, el alcohol de los borrachos y los proxenetas de Pigalle. ¿Qué tal así?

-Mais bien sur, mon ami. ¡Será como quiera mi reina! Le mostraré todos los pormenores de una ciudad sin ley, y todos los prostíbulos y las meretrices de la noche estarán a nuestro servicio, ¡faltaría plus! ¿Qué más te dijo?

A veces se preguntaba cómo narices una bruta como J se había enamorado tan perdidamente de aquel cursi. Es más, se admiraba tanto de eso como de que fuera amigo de él, su único amigo para ser más exactos. Estaba dotado de inteligencia, eso sí que era incuestionable, y ésta no atendía a signos políticos ni ejes positivos o negativos. La inteligencia era lo que les permitía dominar el jodido mundo de los mortales, y daba igual que Terminator fuera un cursi, un relamido, un pastelazo en definitiva. Y Juanorra, pues quizá les gustaba tanto a los dos por eso mismo; era una burra, pero una burra con talento, perspicaz y larga como ninguna otra. Y, a la fin y a la postre, eran sus ambivalencias y contrastes los que les habían unido en esta confabulación amoral y sin fronteras. Si lo pensaba bien, hasta le daba envidia que fueran a encontrarse como dos tortolitos esos dos viejos zorros. Y él nada, a dos velas.

-¡Eh, eh! ¿Qué contestas a mis cuitas?

-¿A tus cuitas?- dijo De Angelis disimulando su ensimismamiento – nada, nada, ¿qué voy a contestar? ¿Quieres de una vez decirme qué pasó en la Cumbre?

-¡Pues qué quieres! Fue descafeinada, desde que tu jefe se ha enamorado… ya no es lo que era, las fuerzas del Mal estaban debilitadas y así no hay quien pille un buen encuentro, pero bueno, que los científicos hicieron su trabajo, expusieron sus sabias teorías y cada uno adujo sus razones. Lo que pasa es que cuando se ponen a hablar ellos, ni Dios ni San Pedro se enteran de nada, y yo venga que darles codazos a uno y otro para que no reclinaran el asiento, que ya me los conozco, un buen vinito fresco y hala, que Garci se lo curre y ellos a dormir a pierna suelta. De lo que pude yo comprender, sin ser más que un iniciado, como tú, la cosa está así. El puto Universo cosmológico, infinito y aséptico como una bola de grasa sin sal y neutralizada, nos gana terreno, esa es la gran cuestión a combatir, y mucha teoría y mucha gaita, pero allí nadie se mojaba para decir qué solución ponerle a esto. Como siempre, my friend, los unos cardan la lana y los otros tienen la fama. Quiero decir que allí todos marisabilllos y extremadamente cultos, pero de hincarle el diente al problema, nada de nada. Nos lo tendremos que currar tú y yo al final, como todas las cocinas en que nos metemos, ya se sabe. De hecho, si lo piensas bien, es la única alternativa que tienes para salvarte del sermón y las torturas que te propinará tu jefe por el plante que le has dado. El sabe que no puede confiar en nadie sino en ti para echarle unos buenos eggs al asunto y ponerse manos a la obra.

-Sí, ahí siempre somos imbatibles. Ni Archifranco ni Valenciennes, que son de los mejores ideólogos que tienen nuestros jefes, les sacan luego las castañas del fuego cuando vienen dobladas…

-¡Jahh, a esos dos teóricos los quisiera ver yo en el frente! ¡Ratas de biblioteca!

-Y si lo piensas, son los que mejor viven, de telescopio en telescopio, todo el día observando el cosmos, viajando por las constelaciones, tomando notas, haciendo experimentos…

-Sí, riesgos ninguno, pero ¿y las juergas que nos pegamos tú y yo después de un buen combate cuerpo a cuerpo? ¿Y nuestras luchas encarnizadas por conseguir adeptos tras una guerra cruenta o un desastre natural? Ahí, ahí tenían que estar, verse en una de ésas, pisar el fango y ponerse de sangre hasta las botas para saber lo que es el mundo real, y no esos rollitos que se traen, que si las supernovas, que si la Vía Lactea… ¡idiotas! ¿De qué te ríes?

-Estaba pensando en la que les jugamos a esos dos necios en aquella reunión interestelar donde tenían que brillar como dos luceros parlanchines, es que cada vez que me acuerdo…

-Sí, la noche anterior María la sapo y Beatrice nos dieron un buen golpe de mano, ¡les hicieron olvidar hasta el santo de su nombre!

-Así que al día siguiente, empinados aún que iban, no se acordaban de dónde tenían sus papeles, y tú y yo amablemente les ayudamos a encontrarlos, claro, ¡sólo que intercambiados! ¡Acuérdate la cara de Satán cuando vio que Valenciennes defendía ardientemente las razones del Cielo, vamos, con toda su efervescencia!

-¿Y el papel de Archifranco? ¡Con esa cara angelical y balbuceante todavía, propinando dardos envenenados contra el Bien y sus amores!

-Nos la tienen jurada desde entonces. De hecho, en la Cumbre desde luego que Valenciennes trató de lucirse más de lo habitual en él, y estaba rojo de esplendor al ver que tú faltabas en tamaño evento. Te puedo decir que hasta le tocaba la entrepierna a Satán mientras escuchaban mis argumentos.

-¿Usurpando mis labores?

-¡Como lo oyes! Y más que eso, deberías verlo, le doy al enter y te paso la grabación, que ya está lista. Así al menos podrás estar al tanto de todo antes de vértelas con todos esos pajarracos. Enviado. Y ahora tengo que dejarte, luego nos hablamos, por cierto que te entretuve a unos nikkeis…no sé si te podrás acordar pero tenías un negociete entre manos…en fin, te lo cuento después, cambio y corto.

De Angelis le dio al enter y se dispuso a darle una rápida ojeada a más de lo mismo, siempre esos vanidosos dándole vueltas a la caída del higo chumbo, pero no había más remedio que ver el debate, si quería saber con qué contaban y cómo salirles al encuentro…

“… damos comienzo a la decimonovena Cumbre de la sexta era del período clavicémbalo, instrumento del siglo dieciocho según el período humano año ciento cincuenta millones. Han hecho acto de presencia ya los jefes supremos, con lo que damos por iniciada la primera sesión a las horas diez del noveno día de la fecha indicada…”

‘Buff’, pensó De Angelis, ‘¡cuánta parafernalia, cómo se nota cuando vienen los grandes jefes! Paso un trozo que esto ya me lo sé de memoria y vamos al meollo de la cuestión…aquí está, la primera intervención del cosmólogo Maggiore, captado de la Firenze de los Medici, ¡éste no me lo pierdo!’

“…sus señorías, hemos inaugurado esta Cumbre con un propósito bien preciso que a nadie se nos escapa. Iré al grano, no me gusta andarme con florituras: nos estamos quedando sin seguidores. Silencio sepulcral y varias toses. Prosiga, profesor. Sí, señoría. ¡Pero bueno! ¿Y esas caras de estupor? ¿A qué ahora con esa sorpresita en la mirada de ‘yo no he roto este jarro’? No me miren así, lo que digo es más que una conjetura, no está sacado de las estadísticas, es sólo la verdad aplastante. ¿Qué les choca? ¿Mi tono burlón, el apremio de mi voz, o han dado un paso más y han ido hasta el fondo de mis palabras? Aunque por otra parte, no debería yo asombrarme de su asombro, de su incredulidad. ¿Cuánto hace que no se pasean por la Tierra? ¿Cuándo fue la última vez que ‘pescaron’ un cliente? ¡Ahí está! Ustedes, señorías, se han dedicado al dolce far niente, dijo mirando al ala blanca de la derecha, y en cuanto a ustedes, ala oscura, ¡pecattori!, entre fiesta y jolgorio han descuidado tentaciones, mentes turbadas y embrujamientos de otrora. ¿Pues qué piensan? ¿Acaso creen que subsistirán si Ellos desaparecen? ¿Si todos los creyentes se extinguen allá en la Tierra sin pedir amparo ni asilo? ¿Si no hay más seres humanos que crean en ustedes? ¡Mentecatos! Las fuerzas del Bien y del Mal están en receso, es un hecho; los mortales no tienen tiempo que perder y todo lo que hacen es vivir el día a día sin pensar en su muerte. Viven cada vez más alegremente, y entre sus preocupaciones no se encuentra, créanme, el Más Allá. Es más, han dejado de invertir en su futuro y piensan que cuando exhalen su último soplo de vida terrenal, lo demás no importará. Verdaderamente, es una tragedia. Cuando yo llegué a Celeste, a regañadientes, todo sea dicho, y muy contra mi voluntad, las cosas en la tierra que dejé eran bien distintas. A los que nos habíamos negado a tomar en serio la existencia de Dios, nos llamaban herejes y nos quemaban en la hoguera de las vanidades. Pero de ese mundo que yo dejé hace más de cinco siglos, o seis qui lo sa, ya no queda ni gota. Ahora las modas son otras, y quien castiga con el fuego eterno es objeto de burlas hasta por parte de los infantes. Nadie ve a las meigas, ni quedan niños poseídos, ni las madres engendran fetos demoníacos… ni siquiera los curas infunden el temor de antaño ni hablan de Lucifer el honorable… si acaso las videntes, en su mayoría timadoras, y los curanderos de pueblo, ésos son los únicos que conservan algo de autoridad en cuestiones de brujerías magias y otras supersticiones. ¡Es el fin!

¡Clongk! Pasa la palabra al emérito y nunca suficientemente valorado profesor Archifranco. ‘Mira que le tienen pelota a éste los de la redacción’, se dijo para sus adentros De Angelis mientras comprobaba absorto cómo se habían desarrollado las intervenciones. Le dio al ‘pause’ para hacer un pis y volvió a darle al ‘play’.

“Profesor Archifranco, proceda. Distinguida audiencia y señorías todas, muy buenas tardes. ‘¡Mira que era redicho!’, tentado estaba de darle a la tecla de ‘pasa rápido’. Nuestro distinguido compañero y bien amado colega Dott. Maggiore nos ha ilustrado, como nos tiene acostumbrados, con una de sus imponentes charlas, calurosa, entretenida y sobretodo muy popular. ¡Pero señoras y señores, no estamos aquí reunidos todos los sabios del Bien y del Mal para andar con reprimendas y clases de párvulos! ¡Por favor, somos científicos, no representantes de teatro, seamos serios!

Ciertamente que hay motivos de alarma. Fueron esos mismos motivos los que provocaron que el grupo de prestigiosos cosmólogos, entre los que tengo el placer de hallarme, fuéramos convocados por sus majestades el Divino y el Maligno, aquí presentes, para encomendarnos una misión secreta y estrambótica por sus métodos y fines. En definitiva, lograr unir nuestras siempre contrapuestas fuerzas e intercambiar los conocimientos que, hasta ahora, habíamos ocultado con celo a nuestro mayor adversario. Se nos pidió, pues, que nos sentáramos alrededor de una misma mesa en aras de un fin que se hallaba por encima del Bien y del Mal: nuestra pervivencia.

Héme aquí ahora, con un paquete de conclusiones que me honra trasladaros, sus señorías. No os aburriré con cifras y fórmulas matemáticas, que demasiado conocéis; todo cuanto relato lo hallaréis perfectamente documentado en los chips que habéis recibido y que son, huelga decirlo, personales e intransferibles. Los asimilaréis al poco de su inyección. Os haré pues un breve resumen, más ilustrativo y gráfico que otra cosa.

Dicho lo cual, Archifranco y sus secuaces se pusieron a dibujar durante dos largas horas en la gran pizarra que tenían a sus espaldas. Mientras, los científicos debatían y se fumaban largos puros habanos para combatir el abatimiento de que estaban siendo presa, a medida que los chips implantados iban transportándoles a la horrible realidad de las conclusiones encontradas.

Bien, estos dibujos son una buena ilustración de lo que está pasando. Durante millones de años hemos vivido con la sana y esperanzadora ilusión de que Universo, como tal, no ocupaba más que un espacio banal y no determinante en nuestra honorable eternidad. Sumergidos en la burbuja del placer y el divertimento, cada ala a su manera, formábamos parte de un cosmos, más que otra cosa, virtual. ¿Qué nos había preocupado a nosotros más o menos si un día u otro la naturaleza fue creada, y si eso o aquello fue antes o después? Dios estaba ahí, el padre de todas las criaturas, vivas o inertes, y en El radicaba cualquier explicación. Nos hicimos, poco a poco, una cabida en el pensamiento de los humanos. Y nos sentíamos cómodos en esa tesitura.

Dios, mi Señor, por su parte, no sé qué dirá de esto, pero ha tenido siempre una postura fría y distante en estas cuestiones, y si eran o no eran de ese modo, no parecía preocuparle. Nos mantuvo, en cualquier caso, en la ignorancia mientras pudo. ¿Quizá por no preocuparnos más de la cuenta? Archifranco le dirigió una mirada y la cámara se dirigió hacia la celestial figura, sin embargo nada halló porque Dios se encontraba transformado en una pura energía dorada y poco más podíasele ver. ‘¡Era exasperante!’, pensó De Angelis. ‘Este individuo se quitaba de en medio a la menor confrontación. ‘¡Cuán difícil debía de ser trabajar para él!’.

Sea como fuere, hemos vivido en un limbo del conocimiento, haciéndonos en esto semejantes a los humanos del ayer. ¡Ah, pero los humanos nos han tomado la delantera y se han puesto a investigar de una forma imparable! ¿Y qué nos ha tocado hacer? Después de que nos llegaran anónimas voces de alarma, por no mentar la falta de vocaciones para entrar en nuestros lares, decidimos descender a sus dominios y comprobar lo que estaba pasando. Ha sido un proceso largo, arriesgado, donde han debido perder la identidad algunos de nuestros compañeros, y otros han contraído enfermedades incurables. Sin embargo, a todos nos ha unido la ilusión de un futuro posible. ‘Cabrón’, se dijo De Angelis, ‘cómo se nota que no es a ti a quien han contagiado’. Veo en vuestras caras cómo estáis notando ya penetrar en la sangre las conclusiones que hemos dibujado. En definitiva, las supernovas han confirmado lo que los hombres ya denunciaban, algunos hombres al menos, hace apenas unos decenios. Que la vida no es constante y uniforme, que materia y energía están en constante evolución y transformándose la una en la otra, que Universo es un globo que se hincha lo mismo que se deshincha, que, entre las galaxias, la fuerza gravitacional pugna con la fuerza electromagnética, de modo que una a la otra igual se neutralizan que se ganan la partida. ¡Así que hoy y ahora, nos atrevemos a decir con contundencia que la teoría del Universo estacionario es una patraña!”

De Angelis era lego en estos temas y no entendía ni jota. Ya se lo había advertido Garci, por otra parte, pero desde luego parecía que esto del Universo en expansión y en recesión era de lo más preocupante. ¡A él que le dieran un buen batallón de soldados bien pertrechados de lo que había que tener, y a buenas horas mangas verdes! ¡Estos científicos a veces se pasaban de listos! Tenía que ir a ver a Satanás cuanto antes y advertirle de que había que retomar el curso de los acontecimientos o el poder, el verdadero poder, se les iría de las manos con tanta labia. No le gustaba nada lo que estaba viendo, pero bueno, seguiría avanzando un poco más por si cambiaba de cariz el asunto. No dio crédito, desde luego, las imágenes hablaban por sí solas.

Valenciennes, el hombre de ciencia más apegado al Mal y fiel detractor de todas las teorías del proff. Archifranco, ¡le aplaudía! Las cámaras tomaron inmediatamente nota del gesto, para tomar después el pulso de la mesa donde radicaba el Poder. Satán, desde luego, estaba rojo de ira que daba pena verlo, sin poder articular palabra, balbuceante, ¡pero qué pena, por el Señor!, y en cuanto al Ser celestial, se había tornado azulado y una aureola de estrellitas rodeaba su cabezota, estaba más ausente que nunca, como si todo aquello no fuera con su Excelencia.

¡Clongk! Rogamos al eminente doctor Valenciennes que tome la palabra.

“-Por una vez en toda mi larga trayectoria, no puedo más que estar de acuerdo con el Dott. Archifranco. Otra cosa sería imposible, puesto que juntos hemos ideado el plan de aterrizaje y aprendizaje en la Tierra, y del mismo modo hemos redactado las trágicas conclusiones que hoy nos unen. Universo no es estacionario. Universo tuvo un origen, y puede tener un final. En nuestras inmersiones en los laboratorios hemos hablado con las mayores eminencias de la materia, y les hemos abordado desde diversos puntos de vista hasta convencernos de lo que estamos diciendo. La teoría del big bang ha ganado adeptos y goza del mayor prestigio en la comunidad internacional, y a esta teoría denominada del ‘huevo cósmico’, o comienzo por explosión energética convertida en materia, hay que ponerle un colofón, todo lo que comienza tiene un final. Las teorías oscilan entre quienes sostienen que el big crunch está por llegar, apenas unos escasos ciento cincuenta millones de años más y estamos ante la hecatombe de la reconducción al huevo cósmico por arte de la magia gravitatoria que nos unirá y nos destruirá. O bien la teoría del Universo en constante expansión, ganándole la partida recientemente a la anterior, con lo que, en pura teoría, las constelaciones se estarían paulatinamente distanciando las unas de las otras hasta dejar de verse ni tocarse. Esta teoría de que Universo se expande de forma cada vez más acelerada gana más y más adeptos, y la explicación se la dan a una llamada ‘energía oscura’, que es la que está provocando su extensión ad infinitum.”

‘Esta comida de tarro se merece, decididamente, un güisqui doble’, se dijo De Angelis mientras se frotaba los ojos y luchaba para no quedarse dormido. Veía borroso, y es que siete días y siete noches con Juanorra no se olvidaban así de fácil.

“Nos preocupan varias cuestiones en todo esto, como habéis adivinado ya. Al principio, creímos, ingenuos, que la llamada ‘Energía oscura’ era una especie de energía del Mal, creada y fabricada por nuestros esclavos en revancha por sus trabajos, inmerecidos y desagradecidos, por supuesto. Una burla, eso pensamos. Así que inmediatamente nos pusimos a investigar sobre la misma, pero para nuestro mucho pesar, los pobres desgraciados que trabajan para nuestros fines no podrían crear nada parecido. De ser capaces, nos habrían desbancado hace tiempo. Descartamos, por tanto, esa idea que tan felices nos había puesto. La segunda y única esperanza era que nuestro Dueño supremo estuviera metido en algún complejo y experimental proyecto del que nada nos hubiera mencionado, sus razones tendría. Y fuimos a preguntarle, pero tampoco su respuesta pudo satisfacernos. Así que nada hemos podido hallar acerca de esta Energía que todo parece absorberlo, y que es más fuerte que la propia fuerza gravitatoria y atractiva por definición de la materia.

Las disyuntivas que planteamos son: ¿si la evolución universal está en su nueva compresión y torno al estado inicial, transformándose de nuevo en ‘huevo cósmico’, y con ello en energía pura, habrá un nuevo estallido o big bang que nos devuelva la materia, los planetas, las estrellas, las galaxias, otra Tierra, y otra vida inteligente, en definitiva? O, por el contrario, si la teoría de la constante expansión de Universo es la verdadera, ¿quién es esa Energía oscura, cómo se presenta, con qué armas combatirla a fin de no ser engullidos y superados por ella?”

‘Rectifico, dos güisquis dobles no serán suficientes, lo mejor será bajarse al bar, pedir una botella y dormir la mona en consecuencia. Si la cosa es tan seria, se dijo De A, a estas horas Satán no se acuerda ni del santo de mi nombre. Seguro que cuando me despierte se me habrá ocurrido alguna idea que, quizá no sea tan archisabionda como la de aquellos listillos, pero a buen seguro que será más ocurrente y le dará a Satán para reír, cuanto menos. ¡Hala, a beber y comer que mañana será otro feliz e incoherente día, razón de más para aprovecharlos bien si era verdad esa tontería de la energía oscura y el huevo clínico o como demonios lo hubieran llamado!’.

http://sophimania.blogspot.com/2008/11/la-fuerza-oscura-s-existe-postulan.html